Ballena Franca
 
La ballena franca es una especie de cetáceo misticeto de la familia Balaenidae. Habita por casi todo el Atlántico norte. Es una ballena barbada, una de las tres especies de ballenas francas, pertenecientes al género Eubalaena, las cuales fueron anteriormente clasificadas como una sola especie. Debido a su naturaleza dócil, sus comportamientos lentos en la superficie, la alimentación, sus tendencias para mantenerse cerca de la costa y su alto contenido de grasa, la hacen que sea presa fácil para los humanos, desde tiempos muy antiguos. Produciendo altos rendimientos de aceite de ballena, las ballenas francas fueron una vez objetivo preferente para los balleneros vascos.
En la actualidad, se encuentran entre las ballenas más amenazadas en el mundo, y están actualmente protegidas por Estados Unidos, la Ley de Especies en Peligro de Extinción y la Ley de Protección de Mamíferos marinos. Existen alrededor de 400 ejemplares en el oeste del Atlántico Norte. En el este del Atlántico Norte hay una población muy escasa, los científicos creen que ya puede estar funcionalmente extinta des este lado del océano Atlántico. A menudo, estas ballenas chocan con embarcaciones y se enredan en redes de pesca, sus dos mayores amenazas para la recuperación, que en conjunto representan casi la mitad de la mortalidad de ballenas en el este del Atlántico Norte desde 1970.
Migran entre las zonas de alimentación en el golfo de Maine y al llegar el invierno migran entre Georgia y Florida, un área del océano con tráfico marítimo intenso.
La ballena franca glacial tiene una longitud aproximada de 14 a 18 metros, aunque puede alcanzar los 24 metros, un tercio de los cuales corresponde a la cabeza. Pesa entre 36 y 72 toneladas.
La piel, es negra en el dorso y blanca en la zona del mentón. Tiene una mandíbula recurvada, con el extremo anterior dirigido hacia abajo. Con engrosamientos o callosidades de color claro en la cabeza que varían en tamaño, grosor y posición, lo que permite su identificación individual. La coloración es negra en los adultos con una mancha ventral blanca en algunos ejemplares. En su boca cuelgan 300 barbas de más de 3 metros de longitud. No posee aleta dorsal ni pliegues en la garganta.2
Al igual que con todas las ballenas francas no tienen una aleta dorsal. El color es uniforme negro. Llama la atención es una infestación parasitaria extrema de percebes, piojos de ballena y otros crustáceos que se ven desde la distancia como grandes manchas blancas. Se trata de un crecimiento particularmente denso en la frente.
Se la puede encontrar en aguas poco profundas cercanas a la costa en bahías y penínsulas. Su ciclo anual ocupa dos tipos de hábitats; en verano se desplaza hacia aguas frías del Atlántico norte ricas en zooplacton.En invierno las hembras preñadas emigran hacia aguas subtropicales y allí tienen lugar los partos.
Hábitat en el Atlántico occidentalEn la bahía de Fundy (Canadá) se pueden observar en verano y otoño, ballenas en zonas en las que la densidad media de Calanus finmarchicus, (presa principal de esta especie), es de 1139/ m3 ( Woodley y Gaskin, 1996).7 Las hembras preñadas emigran en invierno hacia aguas subtropicales (Florida y Georgia) y allí tienen lugar los partos. Para ello eligen zonas con una profundidad situada entre 13 y 19 metros y una temperatura del mar entre 13 y 16 °C (Garrison, 2007). Una parte de la población permanece en aguas de la bahía de Cape Cod, mientras que el resto de la población se desconoce hacia donde se desplaza.
Hábitat en el Atlántico orientalEn invierno emigraban hacía el golfo de Vizcaya, a aguas situadas entre los archipiélagos de las islas Azores y Madeira y las costas del noroeste de África. En verano se dirigen hacía los mares situados entre Islandia, las islas Svalbard y las costas de Noruega. La presencia de la ballena de los vascos en las aguas del Mar Cantábrico corresponde con la época de partos y periodo inmediatamente posterior. Durante el verano ascendían hacia el atlántico Norte, siguiendo la costa francesa y atlántica de Irlanda, pasando por las islas Hébridas, hacia Islandia y Noruega donde se alimentan. Esto se puede deducir de la fenología de capturas de las primeras décadas del siglo XX (Brown,1986)ya que en esos países nórdicos muestran un pico de presencia en el mes de junio. En Irlanda las capturas se concentraban en la primera mitad de junio y precedían a las capturas realizadas en las bases escocesas de las islas Hébridas, (Fairley , 1981)1que se concentraban en la segunda mitad de junio y julio. Por lo que se deduce que las ballenas anteriormente se encontraban en las costas de Irlanda.A pesar de que en un inicio los medios de para cazar a las ballenas francas fueron artesanales (chalupas y arpones), su explotación masiva, desde el siglo VIII hasta 1901, año en que se cazó la última ballena franca en Orio, provocó prácticamente su extinción. En la Edad Media, los atalayas de los pueblos de la costa del mar Cantábrico, daban la alarma cuando las ballenas escapando de las aguas frías del mar del Norte, se acercaban a estas costas. Entonces se preparaban pinazas con 10 o 15 remeros y un arponero que clavaba el arpón en la cabeza del animal, comenzando una dura lucha hasta que el animal era vencido y se remolcaba hasta la costa. Las disputas entre pueblos costeros eran comunes en la época. Las rivalidades fueron origen de numerosos conflictos y desafíos, siendo el embrión de las actuales regatas de traineras.
Los balleneros Vascos fueron los primeros en cazar comercialmente esta especie. Ellos comenzaron la caza de ballenas en el golfo de Vizcaya ya en el siglo XI. Las ballenas fueron cazadas inicialmente por el aceite de ballena, pero, como la conservación de la carne mejoró con la tecnología, su valor como alimento aumentó. Los balleneros vascos llegaron al este de Canadá en 1530, para allí también cazar. En enero de 1700, partiendo de Nantucket y New Bedford en Massachusetts y en Long Island, Nueva York, los estadounidenses cazaron un centenar de ballenas cada año, con los registros, incluyendo un informe de 29 ballenas muertas en la bahía de Cabo Cod en un solo día.
Según los cálculos, de nuevo utilizando el tamaño actual de la población y la tasa de crecimiento, la población puedo haber sido de menos de 100 ejemplares en 1935. Como se hizo evidente que la caza de las ballenas francas era insostenible la protección internacional de ballenas entró en vigor ya que, en la práctica, fue prohibida a nivel mundial en 1937. La prohibición fue un gran éxito, a pesar de que las violaciones continuaron durante varias décadas. Los balleneros de Madeira cazaron sus dos últimas ballenas francas en 1968.Resultado de imagen de ballena franca

Comentarios

Entradas populares de este blog

tipos de ballena